El exitoso budin y un chico de la calle.

Esta entrada es una historia que se desarrolla durante tres días, es sobre el éxito que tuvo la venta de un budín que hicimos en casa para vender en una feria. Tiene drama, acción, violencia, desamor y un final feliz.

Dia martes 24, "La decisión".
Se puede decir que comenzamos este día, cuando estando en mi trabajo. Mi esposa me informa por la mañana que vamos a participar en una feria de apoyo que hace el gobierno de la Ciudad de México. Dentro de los planes de la vendimia, está un delicioso y extraordinario dip que prepara ella y de un budín que preparo yo. Este budín tiene su origen en mi matrimonio pasado donde aprendí a elaborarlo. Y me encantó la idea! - sí, vamos a hacerlo, pero es secreta la receta y así la mantendremos! - le conteste.
Llegando por la tarde, me dice mi esposa que ella cree que será mejor invertir totalmente en el budín. Tras dialogar un momento, decidimos elaborar solo el budín, así que en los siguientes días antes del viernes, conseguiríamos la materia prima. 

Día jueves 26 de julio, "El acoso".
El jueves teníamos que preparar los budines por la tarde para que estuvieran frescos para el día siguiente y al otro día otros budines más para en sábado.
Por la mañana en el trabajo estoy en comunicación con mi primo para vernos por la tarde y recoger un teléfono móvil, ya que el mío había dejado de funcionar muchos días antes y estaba incomunicada. En ese mismo día tenía sesión de depilación y tenia que coordinarme milimétricamente para que al salir del trabajo, pasara con mi primo y alcanzar a llegar a la depilación e irme a casa a hornear budines.

Ya quedando de acuerdo mi primo y yo, nos veríamos en la estación del metro Balderas saliendo del trabajo. Tenía que ser rápida y quirúrgica el recoger el teléfono móvil para luego la depilación. Sin embargo, se presentaron situaciones demasiado tensas y que no estaban consideradas en mis planes.
Llego al lugar de la cita a las 5:20 pm y todo parecía estar en la normalidad en la estación del metro. Mucha gente pequeña con caras de enfado, muecas de aburrimiento y algunos otros con su mente en otra dimensión. A los pocos minutos observo a un tipo alto, de tez morena oscura, lentes de muy alta graduación, muy pasado de peso y con sudor que le hacia brillar el rostro y gotas que le bajaban por la cien y el cuello. Hubiese pensado que son signos de nervios estresantes sino fuera que dentro de la estación hacia bastante calor. El tráfico de personas era bastante alto por lis que llegaban en el metro y por los que querían subir. Ignoré a este tipo y seguí buscando a mi primo entre la multitud de la gente y ya habían pasado 20 minutos.
Segundos después se oye en el altavoz de la estación que el flujo de los trenes presenta un problema y será bastante lento, por lo que imaginé que el arribo de mi primo tomará más tiempo y se me acababa a mí ese tiempo para poder llegar a mi cita con la luz pulsada de la depilación. En el otro lado de la estación, los trenes que llegaban, descendían todos los pasajeros y daban vuelta al tren. Qué habrá pasado? Solo eso pasa cuando cierran la siguiente estación y es por que alguien se ha arrojado a las vías en una intención de suicidio. Bueno, pasaba el tiempo, mi primo no llegaba y el tipo del sobrepeso y el sudor no dejaba de verme. Me muevo de lugar y él también de tal forma para tenerme a la vista. Es entonces cuando las alertas de mi cerebro se activan y comienza el repaso de las clases de defensa personal y mis músculos se tornan más duros que de costumbre, busco un lugar donde pueda cubrir mi espalda y estar a la vista de la gente. 

Acto seguido el tipo comienza a dirigirse hacia mí y con la mirada fría y atenta, comienzo a revisarle las manos, su andar y tratando de localizar los puntos de presión donde podría dejarlo inconsciente; que a pesar de su tamaño y peso extremo, algunos puntos estaban protegidos por una enorme cantidad de grasa. Es de considerar que mi fuerza era aún más débil que anted por la pérdida de masa muscular gracias al tratamiento hormonal. A cada paso me tensaba más y sentía como una furia iba creciendo dentro de mí. La astucia y lo imponente de mi altura serían mis armas principales, que bueno, al final fue otro método de defensa que surgió, la intimidación.

La masa grotesca ya estaba a unos pasos de mí, mientras caminaba se tocaba sus partes de la entrepierna y hacia unos ruidos extraños con la boca torcida que tenía. Mi primo no aparecía! Esperaba que llegara en ese instante y me salvara de la situación y no tener que confrontar al grotesco ser que ya casi tenía frente a mí. Pero no llegaba y la tensión era cada vez más a cada paso. Apreté los puños, prepare mis piernas y le vi con la mirada más penetrante y pesada que ahora mis ojos endulzados podían hacer. El tipo pasa de largo aún haciendo ruidos y manteniéndome la mirada. No me causó ninguna impresión su mirada vacía y perdida, eso me dio la oportunidad de evaluar sus intenciones y su estado mental. Por tal pude deducir que era un tipo pervertido que va a buscar mujeres en la estación del metro para acosarlas y que si tiene la oportunidad de llevar una compañía con todos los permisos que dan unos billetes a su cama. - No yo! Yo no me rento!

En su segundo intento de acercamiento, ya más relajada, el plan defensivo-ofencivo era el de exhibirlo y exponerlo, por tal al acercarse nueva mente, aún con mis defensas listas le dije:
- A caso me conoces? Por qué me miras así - con un volumen de voz bastante alta que alertó a las personas que pasaban.
- No, solo pasaba por aquí-. Contesta con un tono de sorpresa.
- Mejor vete y deja de molestar, estoy esperando a unos amigos y si y te ven te irá mal- le dije con seguridad y mirándolo a los ojos. El tipo se me quedó viendo y dudando si era verdad lo que le decía y no se movía de ahí . -Anda, vete! Que esperas? Vete!-. La gente empezaba a voltear hacia nosotros y lo miraban en desaprobación. Sin decir más, la gran masa de grasa y sudor se fue directo al tren que acababa de llegar y lo abordó. Obvio que me relajé y respiré más tranquila. Sin embargo, algo hervía dentro de mí. No llegó mi primo y perdí la cita con la depilación, que el metro estaba muy lento y no avanzaba hacia mi destino.
Cuidando mi espalda me fui a casa ya con un nuevo plan. Faltaban algunos insumos para el budín y tenía trabajo que hacer en la cocina. 

Estando en casa, llega mi esposa y le cuento lo sucedido, pero el trabajar juntas, y aún estando cansadas por la jornada laboral, haciendo el budín ayudó a olvidar tan mal momento. Y al final se comunicó mi primo y me platicó lo estresante y terrorífica situación de asalto que pasó en su trabajo. Afortunadamente nadie resultó herido.

Día viernes 27 de julio, "Primeras ventas".



Por la mañana, después de vestirnos, preparamos todo lo que se necesitaba para ir a venderlos. Como yo trabajo entre semana, mi esposa sería la encargada de tal menester. Cargamos las bolsas con lo necesario para la venta, caminamos hasta el transporte público y ahí nos separamos. Ambas con la esperanza y la ilusión de una nueva aventura en nuestras vidas.

Pasaron varias horas desde las 9:00 am, para que me enterará de que ya se había empezado con las primeras ventas. Yo embebida en mi trabajo, me desconecte parcialmente de la vida hasta casi llegar a la hora de salir de la oficina.

Mi esposa y yo nos encontramos en casa casi al mismo tiempo. Antes de que yo llegara, tenía que pasar por más materia prima para hacer los siguientes budines que se venderían el siguiente día. Llegando mi esposa y yo con las manos en la masa, literalmente porque ya estaba en preparación, me comenta que de los cuatro que se prepararon el día anterior, solo regresaron aproximadamente dos, ya que la venta era en rebanadas de cada budín. Excelente noticia!!! Eso nos animó más, aunque el agotamiento ya se nos reflejaba en los rostros y en las miradas. Como en el día anterior deje preparada las medidas y pesos, bastó con integrar los ingredientes líquidos, batir y hornear.


Día domingo 28 de julio, "Fin de venta, éxito y un enamorado".
Bueno, ya con los budines en la mano, arregladas y vestidas para vender muchos budines, nos fuimos a la feria. Estando allá, arreglamos el lugar y esperamos a que llegara la gente, los buenos consumidores de un budín para un paladar no tan exigente.

Y comienza!!! Al principio se dieron muestras del budín, y mucha gente se regresaba a comprar las rebanadas. Muchos de los consumidores, pasaban con una idea de :"solo vengo a ver". Pero muchos de ellos, regresaban solicitando una o dos rebanas.

Una joven a lo lejos se veía venir, a varios metros vi que se dirigía a nuestra mesa y yo pensaba - viene a comprar budín, y se llevará dos rebanadas -. Para mi gran sorpresa eso pasó. Jejejeje, me he divertido mucho.

Pasa el tiempo, no sé si lentamente o a una velocidad normal, aunque el tiempo es tiempo y basta. Pero no me sentí cansada ni aburrida mientras estaba ahí vendiendo. La asistencia de amigos, y de los demás expositores, hacían amena la estancia.

Dentro de las bellas experiencias, llegan un par de niños (hermano y hermana) y cada quien se lleva una rebanada, una con nuez y otra con arándano. A los pocos minutos se me acerca el niño y me dice: - Sólo quería decirle que esta muy rico su budín, muchas gracias -. Yo no supe que responder, solo un gracias y una sonrisa. Corro a platicarle a mi esposa tal anécdota y las dos nos emocionamos, ya que estábamos con las expectativas altas de que fuera a gustar.

Otra de las anécdotas bellas, es que pasa por enfrente una familia (Dos abuelos, una tía, esposa, esposa, hija de casi dos años y supongo que otra tía), les ofrezco una muestra del budín y la esposa de inmediato dijo que sí. Cuando me acerqué, observé que la niña pequeña estaba de mal humor, me imagino por el calor y el enfado del paseo. Se llevan dos rebanadas y siguen su camino, deteniéndose en los puestos siguientes. En eso oigo un chillido de la niña y volteé a ver hacia donde lloraba. Pensé que algo había pasado por tal dimensión del chillido. Mi enorme sorpresa al ver que la bebé le pedía más budín. Eso fue lo más hermoso de ver, los clientes más exigentes son los niños ya que no tienen porqué quedar bien con alguien y si algo no les gusta, lo tiran. Este no fue el caso, lloró por que quería más budín!!

Ya estábamos cerca del cierre del puesto y noté que ya el budín estaba por terminarse. Quedaban unas pocas rebanadas, dos más de muestra y otras dos que había separado para comer en casa.


Ya la emoción de que se estaba terminando todo el budín me senté a descansar y dedicarme a ver pasar a la gente por enfrente de nuestro lugar. Entonces...



Entonces llega un chico, "el chico de la calle". ¿Por qué le digo así? Bueno, en donde vivo ese término es referido a las personas que viven en las calles. Este chico es de la calle, más drogadicto con solventes, por que al llegar, impregnó de ese olor el lugar donde estábamos establecidos.

Al llegar, se para casi frente a mí, me estira la mano. - Hola! Me gustas! -.

Silencio total, mi mente no supo que decir, solo lo observaba y en automático las defensas de mi ser se pusieron en alerta, se activan los módulos de defensa personal, manejo de armas punzo-cortantes, manejo de puntos de presión en el cuerpo y ya ni sé que más. - Es mi esposa, es mía! -. Reaccionó mi esposa al voltear a verlo. El chico solo sonrió al verla - es tuya?- pregunta este chico con una sonrisa de gusto. - Sí, es mía!-.
El chico toma una rebanada de budín que le dio mi esposa, y empieza a retirarse. Da la vuelta y regresa. - Y con las dos?-. Pregunta con una sonrisa traviesa en los labios. Nosotras soltamos la carcajada y despedimos al chico.

Puede ser algo muy trivial, aunque para mí fue una sorpresa porque nunca en la vida me habían abordado de esa manera. El chico estaba muy guapo, lo confieso. Sin embargo, el ser drogadicto de solventes le resta muchos puntos y bueno, es triste ver como se van apagando en las drogas.

Al fin se vendió todo el budín, no nos quedamos ni con una rebanada para probarlo. No queda duda de que estaba sabroso porque se acabaron 6 budines!!

Recogimos las cosas y en ese momento todos los demás comenzaron con lo mismo. 


Llegando a casa, solo nos tiramos a la cama y a descansar. Lo obtenido en las ventas, fue recuperación total y una ligera ganancia. Sin embargo, la mejor ganancia fue el ver a la gente feliz y contenta comiendo su budín y dejándonos la satisfacción de que fue un éxito. Ahora a ver para adelante y ver en qué podemos aprovechar ese budín.

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